Querido amigo Joan:

Es un honor poder dedicarte estas palabras. Profeso rendida admiración ante tu espíritu inquebrantable, tu sed de conocimiento, tu curiosidad insaciable, tu mirada profunda y tu crítica certera.

He tenido el privilegio de sufrir tus regañinas y tu exigencia sin fin, de disfrutar de tus clases incansables y de probar tus paellas a la leña.

Compartir cómo es el privilegio de trabajar contigo, es tratar de hacer entender que no existen las recetas y que la frase “no me acuerdo” está prohibida. Las fórmulas se deducen, las calculadoras no se usan y las teorías se demuestran.

Recorrer hacia atrás en el tiempo tus experiencias profesionales, no hacen justicia a tu capacidad. Aun así, nos guiaste en el campo de la radioterapia, en la implantación de la intensidad modulada, en la verificación de los tratamientos y en todos aquellos temas en los cuales tu opinión fue requerida.

Ahora nos has dejado. Nos has privado de tus apasionadas discusiones y de tu afable compañía. Se ha marchado el profesor, el jefe de servicio, el compañero de la sociedad, el corredor de fondo, el montañista, el amigo. Nos dejas un vacío enorme, una soledad desgarradora, algo que sólo está al alcance de las personalidades más fuertes.

Nos quedamos con tu legado, con tu ejemplo de vida. Orgulloso de tus orígenes como agricultor, de tus naranjos y de tus tierras. Decidiste con dos niños en casa, Nico y Kiru, y el apoyo siempre firme de tu mujer, María, estudiar Físicas por la UNED, hacer la residencia como especialista en Radiofísica Hospitalaria con tus amigos de Puerta de Hierro (Mari Cruz, Luis, Ispizua, Juan Carlos, Carmen, Xavier, …), la tesis con tu querido profesor Sánchez Doblado, y ejercer la jefatura de servicio en ASCIRES junto a tu compañero de fatigas José López Torrecilla. Ese salto en la escala social solo está al alcance de los elegidos y es prueba fehaciente de la singularidad de tu persona.

Joan, debes saber que hemos recogido múltiples testimonios de afecto hacia tu persona, y tener la seguridad de que, mientras perduremos aquellos que hemos podido disfrutar de tu compañía, seguirás participando de las discusiones, corriendo las maratones y subiendo las montañas. Un abrazo eterno.

Luis Brualla González